1.2.1. Conclusiones Generales

Las ciudades como se conocen están en crisis, quizás la más grave desde la Revolución Industrial. Todos sus niveles, desde el ordenamiento territorial, pasando por la gestión del espacio público, hasta el diseño del hábitat residencial están entrampados pensando que el desarrollo social es una derivada directa del desarrollo económico. Generando un modelo de ciudad que no acaba de entender los verdaderos alcances de este paradigma y que ha convertido a los espacios del hombre en las acumulaciones de sus residuos, físico y no físicos.

Es aquí donde el nivel técnico como son los profesionales de la planificación y desarrollo de la ciudad, desde el Urbanismo hasta la misma Arquitectura, deben repensar la ciudad por medio de enfrentarse al territorio con una “nueva estrategia”.


Esta estrategia debe reflejar la urgencia de la crisis pero al mismo tiempo mirar hacia el futuro recogiendo la vanguardia del pensamiento humano y las corrientes que llegan desde otros niveles de éste pensamiento, como el científico.

Esto, como hicieron en algún momento personajes como Ebenezer Howard, Tony Garnier o el mismo Le Corbusier. Referentes que hoy en día faltan al momento de evaluar el estado de la disciplina y que son tan necesarios como el nivel tecnológico que permitirían estos nuevos planteamientos.

En este contexto la pregunta será ¿Cómo?

Y el camino que se vislumbra como más claro es el de la “sostenibilidad” como la única posibilidad de subsistir, Entendiendo este concepto como la premisa axiomática del desarrollo del hombre como un proceso sujeto a la viabilidad de la renovación de recursos para no hipotecar la supervivencia de las generaciones futuras.

Respecto de la ciudad, este desarrollo estará sujeto a la instalación de un nuevo modelo de planificación y gestión para esta, a través de “nuevas herramientas”. Y como muchas veces en la historia del hombre se debe “escucha la sabiduría de la naturaleza” o más bien tomar las lecciones necesarias del mismo sistema en que se encuentra el hombre.

Enmarcando la búsqueda en lo que se había llamado “corriente ecológica” como preocupación principal de esta investigación se debe concluir que estos instrumentos están en la naturaleza y son los “procesos ecológicos”. Siendo estos los que sustentan la vida en el planeta y mantienen el equilibrio solo con uso de la energía solar.

Pero estas herramientas no son lo que se podría decir de aplicación directa, sino que actuarán por medio de sus características, mostrando la manera viable de continuar a través del mejoramiento medioambiental de los asentamientos humanos y por consecuencia el desarrollo de todo nivel. Estas características son principalmente la ciclicidad de los procesos, los largos plazos de éstos y la biodiversidad.

Así, la ciudad y sus dinámicas tendrán que buscar la manera de retomar estas características como la manera de ser sostenibles en el espacio y en el tiempo. Como por ejemplo en las recuperaciones de espacios residuales que entregan posibilidades a la biodiversidad.

Para esto, el buen uso de los recursos paisajísticos, ecológicos y naturales con sus diferencias sutiles pero partes de un todo, es el material para abordar los alcances técnicos, económicos, socioculturales y ambientales del desarrollo. Como se ha mostrado a lo largo de este trabajo en las distintas escalas desde los grandes parques que entregan espacio público y espacio natural sostenibles y en equilibrio, hasta las pequeñas instancias en una de las comunas más vulnerables del país viendo incluso posibilidades económicas en éstas.

Estas herramientas sentarán los pilares para la gestión eficiente de los recursos del planeta como son suelos, aire, agua, material vegetal y residuos, que aseguran su futuro, en el entendimiento del espacio de la urbe como un ecosistema, donde los ciclos dominados y corruptos deben retomar su ciclicidad y sus tiempos, y la biodiversidad castigada debe florecer.

Mirando desde este enfoque sistemático y más específicamente desde la ecología, no se debe olvidar que todo ecosistema posee bordes, más otros ecosistemas interiores y exteriores tan importantes como el mismo para su vida y avance, como evidencian los trabajos pioneros que se revisaron respecto del manejo ecológico de los espacios.
Es decir, la planificación de la ciudad debe asociarse con los espacios productivos, los de reserva natural entre otros. Entendiendo además tamaños eficientes para cada uno de estos para reducir los gastos    energéticos en el transporte horizontal de materias, el cual es el principal agente de colapso de las ciudades contemporáneas. En este sentido se destacan todas aquellas iniciativas que acotan la expansión excesiva de la ciudad y que manejan las “distancias” como un elemento trascendental para el éxito de éstas.

El camino se está trazando, pero ¿Por qué?

Esta pregunta será la más difícil de todas, ya que posee una fuerte carga filosófica y antropológica.

Por un lado, la situación social del planeta está caracterizada por el “déficit democrático”, desde el acceso a la satisfacción de las necesidades mínimas que permitirían la libertades individuales, Como ejemplos abundan en el contexto Latinoamericano, respecto de grandes porcentajes de la población privadas de satisfacer sus necesidades básicas para la subsistencia, y uno mucho más alto de población que no tiene acceso a posibilidades de desarrollo. Y todo esto, a pesar de las enormes posibilidades del continente por ejemplo en calidad y cantidad de alimentos, entre otros.

Esto deriva en cuestionar los paradigmas del desarrollo del ser humano, y si estos deben estar basados en la igualdad ya no como utopia socio-económica o la “injusticia” como motivación y alimento del mismo sistema de desarrollo. Estas dos posiciones siempre en una visión antropocéntrica del mundo.
Por otro lado, es evidente que se pertenece a un sistema de orden mayor, donde el planeta como un ente viviente y los sistemas naturales que se desarrollan en él podrían ser los que subyuguen al hombre en su propio desarrollo. Y así permitir la subsistencia del ser humano como una especie aventajada pero al fin y al cabo una más.
La siguiente pregunta será ¿Donde?

Lo primero es entender que todo el planeta se encuentra en la misma encrucijada, y al mismo tiempo es un “hervidero” de iniciativas de intervención sobre el territorio que son valorables en el contexto de esta investigación, como la mayoría de los ejemplos que se ha mostrado a lo largo de esta.

Pero, se debe presentar el subcontinente Latinoamericano como una posibilidad insospechada, una materia prima muy fértil para un desarrollo en base a la ecología en la ciudad. Demostrándose que esta materia prima se basa en dos características dominantes que son problemas pero al mismo tiempo oportunidades.

Por un lado tiene la riqueza de estos recursos paisajísticos, ecológicos y naturales, evidenciada anteriormente por los ejemplos respecto de desiertos, cordilleras, selvas y otros, teniendo las principales reservas a nivel mundial. Y que al mismo tiempo han entrado en la vorágine de las lógicas de desarrollo tan difíciles de detener y que las castiga fuertemente. Es decir, al mismo tiempo que se es privilegiado con un “Amazonas”, la necesidad de competir a nivel global lleva a su explotación y desmedro, y esto atraviesa todo el territorio de Latinoamérica.
Por otro lado, el subcontinente tiene uno de sus álgidos problemas en lo que respecta al acceso a la satisfacción de las necesidades como ya se ha denominado “déficit democrático”. Esto se evidencia en la enorme brecha de desigualdad y que repercute principalmente en la calidad de vida de los ciudadanos, con niveles de segregación graves y que atentan en contra de un desarrollo sostenible. Incluso llegando a trasformarse en muchos casos en exclusión que es “caldo de cultivo” para las patologías urbanas y sociales que aquejan transversalmente a este espacio con la proliferación de “guettos” como son las “Villas Miseria”, “Poblaciones Callampa” o “Favelas”, que a pesar de sus diferencias en cuanto al tipo de pobreza y nivel de exclusión, son característicos de estos territorios.

Pero no basta con entender este contexto, y en este sentido se debe ver posibilidades en él. Así, sumado todo lo anterior a normativas frágiles tanto las que respectan al manejo territorial, desarrollo de arquitectura eficiente, incluso a nivel educacional, son una oportunidad para cambios radicales en favor de un modelo de ciudad sostenible y eficiente para las urbes Latinoamericanas.

Es aquí donde se presenta la oportunidad del mejoramiento de la calidad de vida desde las necesidades básicas como son salud, educación, vivienda y alimentación, por medio del uso de “estrategias ecológicas”, al mismo tiempo que se genera equipamiento medioambiental como una necesidad en sí mismo. Todo esto, entendiendo que no se tiene nada que hacer buscando competir con las potencias económicas globales en sus propias lides y se debe buscar el camino propio.

En este mismo sentido y volviendo al contexto mundial, se debe destacar la convicción de que no existe una “ciudad ideal”, que permita revertir el proceso de explotación del territorio. Las imágenes objetivo de múltiples proyectos que buscan un desarrollo más amable con la naturaleza e incluso la sostenibilidad, parecen mostrar claridad respecto a lo que se busca a nivel de “retrato” y esto de alguna manera es valorable por la preocuparon que comienza a despertar, pero al mismo tiempo se necesita con urgencia llenar de sustento a estos proyectos.

Así, se debe entender el contexto de las ciudades contemporáneas con su bajo nivel de consolidación y transcendencia, a pesar de lo que se puede pensar como focos de contaminación tan peligrosos como el de los sistemas naturales. Y esto se ha hecho patente en cada uno de los análisis urbano- territoriales dominados por las deficiencias.

Latinoamérica se convierte en “terreno fértil”, principalmente ya que su espacio periurbano y otros residuos territoriales son una enorme posibilidad para la consolidación de las ciudades, basada en la sostenibilidad. Esto es imprescindible para implantar un “nuevo modelo” de planificación y gestión. Más allá de atisbos que empiezan a aparecer.

Para cerrar, se debe resolver el ¿Cuando?

Esta respuesta tiene que reflejar la urgencia de la problemática, con un rotundo, ¡ahora!

Ahora que la conciencia ambiental ha empezado a permear todos los niveles desde el mayor representado por la administración de los estados y las regiones, pasando por el ámbito empresarial privado, académico y técnico, hasta los eslabones menores de la sociedad en cada uno de las personas. Como se comienza a entender en varios de los proyectos que se analizaron que son una mezcla de iniciativas publicas, y privadas, sociales y comunitarias.

Ahora que la rentabilidad como eje del beneficio del sistema capitalista contemporáneo, comienza a perder su carácter puramente económico y comienzan a aparecer la importancia de otros niveles del desarrollo. Como en las iniciativas publicas de mejoramiento que se han mostrado sin necesidad de un alto nivel de rentabilidad económica.

Y ahora que el desarrollo tecnológico permite “soñar” en un futuro prometedor cada vez más cercano. Destacándose en este nivel algunos profesionales nacionales que han trabajado en iniciativas con mucho de ideales e imaginación.

Respecto de esto último, esta investigación es un intento de desarrollar este aspecto técnico y también tecnológico que apunten a aprovechar las potencialidades ya mencionadas.

Esto se busca a través de una sistematización de pautas de diseño que ayudan con los distintos niveles de la planificación, al mismo tiempo que se preocupan de las conexiones entre éstos. Y que se vuelven imprescindibles a la hora de aportar al desarrollo de las urbes, tanto desde la planificación misma de los espacios en el territorio como de iniciativas dentro de estos.

Y todo este trabajo se realiza esperando ser un aporte para proyectos más completos, en distintas o varias escalas, de gran tamaño o más acotados, pero igual de importantes, para las ciudades y los profesionales del futuro.

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